miércoles, 30 de abril de 2008

El Mar, The man with no name & yo

Me encontraba en la parte más alejada de un espigón de rocas grandes, unas rocas que parecían cubos de hielo hundidos en un vaso enorme de ginebra Bombay Sapphire. Con el pelo alborotado y con equilibrio precario, mi vista se concentró en el horizonte. Respiraba la brisa marina profundamente y al compás de las olas. Mi mente consiguió estar en blanco. Por un momento mi encefalograma no reflejaba picos de ansiedad, ni de alegría, plano como el mar en calma. Unas gaviotas despistadas pincelaban el cielo azul con sus blancas alas. Al fondo, en tierra, las palmeras se balanceaban suavemente. Todo se movía como en una gran coreografía, a su tiempo y en conjunto. Mis ojos, mi nariz, mis oídos, mi piel se llenaban de sensaciones... ”¡¡¡¡¡¡¡Quillo!!!!!!! ¡¡¡Quel chucho sa escapao y sestá cagando ensima la toalla del señó...me cagen en sus muertos!!!!Ya te lo desia yo...una y no más...que no...pal coche, venga, pal coche!!!!!!” ...Mi equilibrio era precario, lo había dicho antes...me caí. Cuando me levanté, mi corazón estaba al lado de un cangrejo con la pata rota, justo al lado de la toalla...sí, la toalla del perro...sí, el “señó” era yo. Una pregunta surgió de repente entre la nebulosa producida por la ira que me obnubilaba los sentidos...¿Que hubiera hecho Clint, el manco, “The man with no name”?

lunes, 28 de abril de 2008

El rincón del Orate *3*

Hola a todos…ouch….perdonen…los esparadrapos son realmente incómodos, más cuando se adhieren contumazmente a los pelos del…da igual de donde, siempre hacen daño. Días atrás les comenté la idea de narrarles mis experiencias de infancia…y eso es lo que voy a hacer.
1957, (cualquier hora de la mañana)
Me encontraba bostezando delante del espejo intentando comprender por que mis orejas no eran las orejas normales de un niño de 5 años. La tarde anterior había discutido con uno de mis condiscípulos, al que sin querer le trepané el cráneo con una piedra granítica que apareció en mi mano sin darme yo cuenta. Me llamó engendro maléfico orejudo, lo de maléfico lo acepte estoicamente, (algo de razón no le faltaba), lo de engendro era más que probado, (no sé como pude ser concebido a la vista de mis progenitores), pero lo de orejudo…créanme que me llegó al alma…bueno…al alma no, más bien a la parte profunda de uno de mis dos estómagos. Así que le aticé repetidas veces hasta que oí un chop y unas gotas de sangre mezcladas con algo de pelo, salpicaron mis orejas…era cierto… mis orejas no eran normales. Toda la noche estuve intentando comprender por que me diferenciaba tanto del resto de mis congéneres y también del resto de mi familia, dicho esto último sin sentimentalismo. Estaba pues, como decía, observando mi reflejo en el azogue sin tener una respuesta plausible a la que aferrarme e intentando sin resultado alguno encontrar un aspecto positivo de mí, digamos…diferencia. Seis días con sus respectivas noches estuve delante del espejo rompiéndome el cacumen hasta que decidí romper el espejo y algunos huesos de mis compañeros de la escuela, por lo que me dirigí a ella con aire decidido y motivado…por fin un objetivo sensato después de tanto tiempo de disertaciones bizantinas. Me detuvieron cuando llevaba treinta y cinco tibias partidas, veintitrés húmeros rotos y catorce narices destabicadas, las fuerzas del orden público junto a los celadores entusiastas del manicomio cercano tardaron cincuenta y dos minutos en colocarme mi primera camisa de fuerza. Que días aquellos. Fueron mis primeros días en el frenopático de la ciudad, días que marcaron mi joven vida y que consiguieron despejar muchas de mis dudas existenciales. Recluido en la celda acolchada, nívea, insonorizada, húmeda y sobretodo sin espejos donde mirar, fui feliz por primera vez en mi corta vida…les dejo una fotografía de aquellos años, si no soy yo, era muy parecido…quizás con menos “charm”… tal vez…no estoy seguro.



jueves, 24 de abril de 2008

Irene & Benjamin, gràcies per la troballa

Finley Quaye es un músico britanico,(aunque sus raíces provinen de Ghana y Escocia), con algunos premios a sus espaldas que lo reconocen como uno de los artistas a tener en cuenta. Hijo de músicos de jazz,(Cab Quaye), hermano de un notable guitarrista, (Caleb Quaye), y tío de uno de los cantantes de Trip Hop, (Bristol Acid Rap), más famoso en estos momentos, (Adrian Thaws, alias Tricky), tiene la música en sus genes.
He conocido a este cantante, y en especial una de sus canciones "Even after all", gracias a mi hija, y debo de reconocer que me ha cautivado, no sólo por su ritmo sino también por el recuerdo que le acompaña, "I'ts cool bro..." Espero que disfruteis.

jueves, 10 de abril de 2008

La perfección

Mientras me afeitaba esta mañana y meditaba sobre la existencia vital de los bivalvos en peligro de extinción, un pensamiento ajeno se ha cruzado por mi mente. ¿Qué es la perfección?
Si nos atenemos a su definición exacta, es la cualidad de perfecto. Y perfecto es aquello que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su línea, aunque en segunda acepción es aquello que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto. En esta segunda definición entra dentro del cesto un concepto perturbador...defecto. Sería por lo tanto perfecto aquel o aquello que no es correcto, que posee una tara, pero una tara máxima, una tara "perfecta". Así nos encontramos que la idea que todos poseemos de la perfección es errónea. Normalmente, siempre consideramos una situación perfecta o a alguien perfecto a aquel o aquello que desearíamos, el modelo último, el ejemplo a seguir. De esta manera nos encontramos con una visión no tan deseable, la perfección no debe existir, el punto medio sería nuevamente lo que necesitaríamos alcanzar. Nos evitaríamos muchos sinsabores si nuestro concepto cambia y asimila que la perfección no es recomendable, así podríamos soportar la angustia creada por intentar imitar una idea falsa para conseguir ese grado máximo, ese estado idílico. Acostumbrarnos a que en la vida ninguna situación o nadie es perfecto nos ayudaría a vivir con mayor dignidad, a aceptarnos como somos y a disfrutar, por que no, con esas taras que nos acompañan en la vida.
Viva la Tara!, Viva la aberración!, Viva la Deficiencia!, Viva la Deformidad!

domingo, 6 de abril de 2008

Charlton Heston, Coronel Taylor

Se nos ha ido otro de los actores clásicos del cine, John Charles Carter (4 de octubre de 1923 - 5 de abril de 2008), conocido como Charlton Heston. Protagonista de uno de los mejores Films de ciencia ficción, “El planeta de los simios”. Recordaremos a este actor en sus roles de Moisés, El Cid, Judah, Marco Antonio y el coronel Taylor entre otros. Ganó un Oscar por su actuación en Ben-Hur, película que en un principio debería haber protagonizado Marlon Brando, Burt Lancaster o Rock Hudson. “Tengo una cara que corresponde a otro siglo”, dijo en una ocasión, y era cierto, su complexión robusta, (que espaldas Dios!), su rostro duro, enmarcado con un poderoso mentón, le hizo destacar del resto de actores de su época. Desde aquí un recuerdo.

miércoles, 2 de abril de 2008

Los Persuasores, que me persuadieron de niño.



Recientemente me han removido las pocas neuronas del cajón de los recuerdos con las palabras “Los Persuasores”, buscando y buscando al fín encontré una que me susurró muy por lo bajo…”sí, tonto, la serie aquella que veías de pequeño en blanco y negro, con dos de tus actores favoritos…¿No te acuerdas…?, sí hombre, en la tele vanguard, aquella del invento de tu padre, (pero eso es otro recuerdo, no la liemos), esa que te gustaba tanto y veías con pasión sentado al lado de la mesa, a la que le hiciste unos agujeros con los dardos, ( otro recuerdo…vaya por Dios), venga, que es fácil…” y efectivamente…me acordé. La serie era para la época, todo un despliegue de aventuras. Ejecutadas nada más y nada menos que por Tony Curtis y Roger Moore, menuda pareja, cada uno en su estilo eran dos guapos y atrevidos millonarios que se embarcaban en situaciones arriesgadas que acaban por superar exitosamente, como en su vida de ficción. Éxito, aventura, chicas guapas, peleas…éxito, aventuras, chicas gua…que gozada. Eso sí, con el acento sudamericano del doblaje de la época, no podría ser de otra manera. Un recuerdo que he podido recuperar y que quiero haceros partícipes.