jueves, 2 de octubre de 2008

Angustia

Existen varios tipos de angustia. La Angustia, hija de la Dolores, vecina de Villacejin de Arriba que está como un cencerro y se deleita capando gorrinos en la granja del señorito del pueblo. Y la Angustia, proceso descrito perfectamente por Kafka en su conocida obra La Metamorfosis. Esta última puede ser, diversa, existencial, pasajera y cojonera. La cojonera es la más irritante, ya que aparece sin ton ni son, en cualquier momento del día, a cualquier hora, y es la que no deja ni un instante a su presa, de tal modo que el individuo afectado por ella puede llegar a realizar una salvajada proporcional a la intensidad del dolor sufrido. La existencial es meliflua y melancólica, que produce un estado de dejadez bohemio que luce muchas veces como un complemento característico de la personalidad, llegando muchas veces a resultar muy “in” para los tiempos que corren. De la pasajera poco hay que decir, viene y se va, dependiendo de los avatares de la vida, normalmente se produce con una intensidad media, de fácil control, que se supera con una sarta de imprecaciones y un puñetazo, bien en la cara de alguien o bien en un objeto inanimado que a menudo recuerda la desgracia que provoca la misma angustia, o que está muy a mano para recibir la hostia. La diversa es una de las más odiosas, ya que no se sabe bien que es lo que provoca la angustia, puede ser la situación laboral, la situación familiar, la situación económica, o… quien sabe qué, no sabiendo que es lo que la produce, no podemos ni pegar a nadie, ni romper nada, ni orientar nuestra rabia salvadora hacia algo para subsanarla. Las soluciones para erradicarla son varias, pero ninguna de ellas es definitiva, la angustia es renovable y tiene un saque que ya le gustaría a Rafa Nadal. Es incombustible, arrolladora, más cansina que el Horatio, es endemoniadamente perversa y desgraciadamente insuperable para aquellos que han sido maldecidos por ella. En definitiva la angustia es uno de los grandes males de nuestros días, y desgraciadamente viene acompañada de una hueste incordiante que satura nuestros intentos de salvación, la desidia, la cobardía, la inconstancia... por nombrar algunas.
Si tuviera que quedarme con alguna, sería con la hija de la Dolores, que aunque tenga el cerebro como un canasto de higos, está pá mojar picatostes.

"Angustia" de Andrea Himsalam Manzur

1 comentario:

makaveli dijo...

Me alegro que te haya gustado mi cuadro y que lo pongas para graficar la angustia en tu blog ;)