Nuestro caballero, Hospitalario de San Juan, después de escaramuzas varias en la costa, cansado de abatir sarracenos, con el cuerpo dolorido por el esfuerzo, hastiado de tanta sangre vertida en tierras de Jerusalem se dirige a Jaffa, enclave portuario en poder de los Frany desde la primera cruzada, solicitan su ayuda para defenderla de las huestes de Saladino. En el camino, sus recuerdos le ofrecen imagenes de su tierra natal, la Provenza occitana, el campo sembrado de perfumada lavanda, los acantilados bañados por el radiante sol y la mar, tan azul y calma. Su mente vaga ensimismada hasta que el sonido de los tambores le anuncian que ha llegado al final de su trayecto, Jaffa... o la misma muerte.
Imágenes extraídas de la película El Reino de los cielos de Ridley Scott, y las más del maravilloso mundo de Internet